En plena era de las pantallas, los juegos de mesa viven un sorprendente renacer. Lejos de quedar en el olvido, títulos clásicos y nuevas propuestas han recuperado protagonismo en hogares y reuniones sociales.
Este fenómeno se explica por la necesidad de desconexión digital y la búsqueda de experiencias más cercanas y compartidas. Juegos como Catan, Carcassonne o los tradicionales ajedrez y ludo generan interacción cara a cara, algo cada vez más valorado.
El mercado ha respondido con fuerza: tiendas especializadas y cafés de juegos proliferan en Chile y el mundo, ofreciendo espacios donde grupos de amigos o familias pueden disfrutar sin necesidad de pantallas.
Además, los juegos de mesa estimulan habilidades cognitivas como la estrategia, la memoria y la resolución de problemas. También fomentan valores como la paciencia y el trabajo en equipo.
Lejos de competir con la tecnología, los juegos de mesa se han reinventado como un complemento. Su auge demuestra que, en un mundo hiperconectado, aún buscamos la magia de compartir en persona.