La biotecnología se perfila como la gran aliada para garantizar la seguridad alimentaria frente a los desafíos ambientales.
El cambio climático amenaza la producción de alimentos a nivel mundial. Sequías, olas de calor y plagas más agresivas impactan directamente los cultivos. En este contexto, la biotecnología emerge como una solución clave para desarrollar plantas más resistentes, capaces de soportar condiciones extremas y garantizar la seguridad alimentaria en el futuro.
Hoy, investigadores trabajan en nuevas variedades de cereales, legumbres y frutas con tolerancia a la sequía, salinidad y altas temperaturas. A través de herramientas como la edición genética (CRISPR) y los transgénicos de nueva generación, se han logrado avances que prometen mayor productividad y menor dependencia de agroquímicos.
El uso de biotecnología en agricultura no está exento de debate. Las organizaciones ambientales y los consumidores exigen regulaciones claras y evaluaciones de largo plazo sobre el impacto de estos cultivos en los ecosistemas. Aun así, expertos coinciden en que la biotecnología es un pilar necesario para enfrentar los retos del cambio climático, y su adopción seguirá creciendo en los próximos años.