El senderismo se ha convertido en una de las actividades más practicadas en los últimos años, no solo como deporte, sino también como una forma de terapia natural. Caminar por montañas, bosques o parques urbanos reduce el estrés, mejora la circulación y fortalece los músculos sin necesidad de equipos costosos.
Estudios científicos señalan que la exposición al aire libre incrementa los niveles de serotonina, la hormona vinculada al bienestar. Además, caminar en entornos naturales estimula la creatividad y la concentración.
Cada vez más médicos recomiendan el “baño de bosque”, una práctica originaria de Japón que consiste en pasar tiempo en la naturaleza para mejorar la salud física y mental.
En muchas ciudades, clubes de senderismo organizan rutas guiadas que combinan actividad física con educación ambiental, reforzando el cuidado del entorno.
El boom demuestra que en una era tecnológica y acelerada, regresar a lo simple y natural puede ser la mejor receta para el equilibrio.
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